Ir al contenido principal

Nuevas miradas, nuevos Maestros…

 

Alicia comenzó bastante tímidamente: -¿podrías decirme, por favor, qué camino debo tomar para salir de aquí? - Eso depende en gran parte de dónde quieras ir, le dijo el gato. - No me importa mucho dónde... Dijo Alicia; - Entonces no importa mucho el camino que elijas, contestó el gato.

En: Alicia en el país de las maravillas. L. Carrol.

 Los futuros son múltiples e inciertos, en tiempos y ritmos cambiantes. En la actualidad se plantean desafíos a la educación en su rol de ser medio para la transformación social. En cuanto a la educación ambiental, se considera que debe revisar las conductas sociales con relación al ambiente, tendientes a formar ciudadanos informados y comprometidos con el mismo. Para esto, las escuelas deben transformarse dialécticamente. Debemos educar a partir del contexto, considerar a la naturaleza como recurso educativo, y hacerlo bajo un enfoque sistémico.

La educación ambiental se concibe en estrecha relación con la concepción dinámica de ambiente, y tiene nexos más fuertes con la gestión ambiental que con la simple descripción de los problemas ambientales. Este hecho marca una de sus características centrales: el nexo con el desarrollo sustentable y con la participación social. La educación ambiental cumple la función de aproximar a los individuos a la comprensión de las interdependencias económicas, políticas y ecológicas del mundo moderno, y a la relación entre medio ambiente y desarrollo (Novo, 1995). Además, persigue mejorar las relaciones ecológicas que se mantienen entre el ser humano con la naturaleza y entre los seres  humanos entre sí.

Se hace manifiesto el conflicto entre la toma de conciencia de los problemas del ambiente, y las actuales pautas de consumo y estilos de vida (Novo, M. 1995). Por eso, la transformación debe ser de carácter dialéctico. Podemos tomar el compromiso ético que se nos plantea como educadores, al propiciar los procesos de comprensión auténtica sobre el conocimiento ambiental y su problematización, al promover prácticas de argumentación crítica y participación ciudadana competente (Wegner, 1998); y, al acercar al mundo real, a un nuevo alfabetismo de la reflexión y la acción.

 

La importancia de enseñar a cuidar el planeta donde vivimos radica en que cada acción que realizamos tiene su efecto directo en nuestra calidad de vida y en la vida de los demás seres vivos que lo habitan, por eso, enseñar valores ambientales a nuestros estudiantes es un camino que debemos recorrer para que ocurran los cambios.

Estudiante de primer año -  Profesorado de Educación Primaria.

 

Otro desafío actual, lo constituye el hecho de que los estudiantes tornen significativos los contenidos de enseñanza, y los transformen en aprendizajes y acciones. Esto se puede lograr a través de una educación ambiental, que problematice la realidad. Se promueve así, la reflexión e investigación continua de parte de los educandos; y a la vez, se favorece la creatividad y la innovación en las prácticas educativas docentes.

Se requiere pensar globalmente y actuar localmente. El territorio, en la educación ambiental se torna como un punto de partida. Lograr un verdadero cambio socio- ambiental, requiere de procesos de co-construcción de los conocimientos; mediante mecanismos de diálogo, de participación, de confrontación, de descubrimiento de visiones y acciones comunes, de valores e identidades.

 

No cualquier camino nos llevara a generar un cambio de visión y de acción en el cuidado del planeta, pero si el camino de la Educación.

Estudiante de primer año -  Profesorado de Educación Primaria.

 En este sentido el Papa Francisco nos dice que “cada vez más, la realidad del mundo y de las personas que lo habitan es más compleja, incierta y se encuentra en profunda crisis. La educación debe cambiar para transformar a las personas que cambiarán la sociedad y sus contextos. Para ello, se requiere reinventar la educación y hemos de hacerlo con el aporte de todos, abiertos a los aportes y a los sesgos intergeneracionales. Y hacerlo «con valentía» para «formar personas que se pongan al servicio de la comunidad». El servicio es un pilar de la «cultura del encuentro», esa cultura que hemos de impulsar en la escuela para humanizar, generar esperanza y crear relaciones más fraternas”.

Prof. Natalia Romera

Profesorado de Educación Primaria

I.F.S.D. “Pbro. Luis Torres Molina”

Comentarios

Entradas populares de este blog

La escritura como terapia para disminuir el estrés

La pérdida de un ser querido, una separación conflictiva o un accidente de coche son experiencias traumáticas que son difíciles de superar para las personas. En estos casos, la   escritura expresiva , entendida como aquella en la que la persona afectada escribe sobre sus pensamientos, emociones y sentimientos más profundos relacionados con la vivencia estresante, se revela como una   herramienta terapéutica   para combatir dichas situaciones. «Varios estudios apuntan que la mayoría de las personas obtienen mejoras significativas en su salud, tanto en el plano psicológico como en el fisiológico, a los dos o tres meses de seguir este proceso terapéutico», explica el profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC,  Adrián Montesano . Después de una situación traumática, uno de los mayores retos es integrar la experiencia en la  identidad  de la persona. En este sentido, la escritura expresiva ayuda a clarificar e interiorizar lo que ha pasado. «Las personas so

Culebrón de frontera.

Li Mei vivía en la frontera, esa que separaba al glorioso imperio de los Han de las vastas estepas dominadas por la belicosa etnia xiongnu. Aquí, la civilización y tras la gran muralla, la más completa barbarie. En el primer asalto exitoso, Naranbaatar, héroe xiongnu, había llevado la muerte al hogar de Li Mei, ocasionándole la viudez y otras tribulaciones más mundanas. Aparte de ultrajarla por primera vez, la despojó de todas sus pertenencias de valor. Durante cinco años se repitió esta historia. Cada vez que los bárbaros lograban franquear los altos muros, asolaban las regiones fronterizas del imperio, sometiéndolas al más cruel vandalismo. Durante cinco años, Li Mei soportó estoicamente los abusos y tropelías de Naranbaatar. Al parecer, el joven guerrero la había elegido como algo de su propiedad, como si la mujer, que aún era hermosa, fuera su botín personal al que accedía sin miramientos cada temporada. Por eso, ningún camarada osó nunca meterse con ella.   El año que Naranbaat